Copa Sudamericana hoy: ¿La otra mitad de la gloria?

Nadie puede negar la importancia de ganar la Copa Sudamericana. Nacida en 2002 para complementar a la Copa Libertadores que se jugaba en la primera mitad del año, y ante una fallida unificación con CONCACAF para la creación de la Copa Panamericana, esta competencia surgió como una integración de las copas Merconorte y Mercosur, y fue ganando importancia con el paso de sus ediciones. Ahora bien, como todo torneo nuevo fue teniendo modificaciones en el formato de competición y clasificación, los cuales generaron tanto grandes campeones como ediciones poco atractivas. Esta cuestión se espera estabilizar con la llegada de un nuevo mapa de competencia. A continuación revisaremos algunos altibajos con los que llegamos a la nueva Sudamericana que empieza en Marzo.

-Formatos de competencia:

La primera edición en 2002 sólo contó con 21 participantes de 9 países sudamericanos (Brasil por una cuestión de calendario no pudo clasificar equipos). Al igual que sus siguientes ediciones, el formato se basaba en rondas de eliminación directa donde los equipos de Perú, Bolivia, Venezuela, Paraguay y Ecuador se eliminaban en cruces nacionales, para luego clasificar cinco equipos a octavos de final, donde esperaban  los equipos de el resto de los países (que en esta instancia, al igual que el resto, se enfrentaban a otros de su misma nación).

Con el aumento de clasificados por país y  la incorporación de los equipos brasileños (que al igual que los argentinos siempre tuvieron la mayor cantidad de cupos), más las invitaciones a equipos de Concacaf (entre 2005 y 2008), la copa no varió mucho en su formato hasta la edición 2017, donde el cambio ya no viene en la manera de desarrollo de la competencia (hay 10 equipos transferidos de la Copa Libertadores), sino también en el calendario: acompañando a su hermana mayor, se pasó de una duración semestral a una anual, y con final en sede única. Y es aquí donde se marca el desnivel: al menos que sea transferido de la Copa Libertadores, no se puede participar de ambas competencias a la vez.

-Cambio de calendario y clasificaciones de equipos nuevos:

Con la imposibilidad de participar en las dos copas a la vez, se hizo menos frecuente en la Sudamericana a equipos de gran talla como Boca Juniors, River Plate, Nacional, Peñarol, Colo Colo, Liga de Quito, Atlético Nacional, Flamengo, Gremio, entre otros, que al estar siempre en la vanguardia de sus ligas acostumbraban pelear ambos campeonatos, y que ahora se dedican a ir por la Libertadores. Por esto es que muchas veces clasificaban equipos de mitad de tabla para abajo, que jugaban descendidos a segunda división (Independiente de Paraguay en la edición 2019), o como el caso de Brasil que ha clasificado equipos de segunda categoría o ligas regionales (el caso de Brasilia F.C, que jugó la edición 2015 estando fuera del sistema nacional, en el campeonato Brasiliense).

Es así que vimos debutar en torneos de Conmebol a equipos como Belgrano de Argentina, Comerciantes Unidos de Perú, Boston River de Uruguay, Nacional Potosí de Bolivia o Fuerza Amarilla de Ecuador, entre otros, que al estar acostumbrados más a pelear por la permanencia que por la doble competencia, priorizaron su rendimiento en el torneo local. A esto se suma que los equipos grandes transferidos de la Copa Libertadores llegaban con un nivel más que bajo, o quedaban eliminados de manera prematura en dieciseisavos de final (por ejemplo, Sao Paulo lleno de figuras con un Lanús repleto de juveniles en la edición pasada).

A todo esto había que sumar el tener que esperar a los equipos transferidos de la fase de grupos de la Libertadores, por lo que los partidos de ida de primera instancia se jugaban en una fecha, y la vuelta hasta dos meses después.

En resumen, el pobre nivel de sus partidos, más los problemas de calendario hace que lo más atrayente se vea en las etapas finales, en las que muchas veces no se ven a los mejores equipos, o se tiende a la lógica histórica (con el último formato, fuera de Independiente del Valle los finalistas fueron argentinos o brasileros).

-Nuevo formato: ¿justicia y estabilidad, o más de lo mismo?


Con la edición 2021 llega un nuevo formato de competencia: ocho grupos de cuatro participantes donde clasifica el primero, con una fase previa de cruces nacionales.

Si lo miramos desde el tema del calendario, soluciona el gran problema de tener que estirar tanto las definiciones de una primera fase mano a mano, agregando seis partidos para cada integrante de grupo, y que acompañarán a las fechas de Copa Libertadores.

Ahora bien, si lo miramos desde el punto de vista de distribución de equipos, la búsqueda de igualdad en cuanto a los cruces nacionales (los cuatro clasificados de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela se enfrentan en dos llaves entre equipos del mismo país) y la idea de que por lo menos dos equipos de cada país tengan al menos seis partidos en fase de grupos se ve desbalanceada con el número de clasificados de Argentina y Brasil (seis), que además no juegan la primera fase. Si a esto le sumamos que solo clasifica el primero de cada grupo, la tarea se hace aún más difícil.

En resumen, es innegable la necesidad de pasar varias ediciones (con un formato ya definido) para buscar una estabilidad y rodaje para equipos que no están acostumbrados a participar de estos torneos, y el agregado de partidos de la fase de grupos va a ayudar bastante. Y si a esto agregamos la oportunidad de clasificar a la Copa Mundial de Clubes de FIFA, el deseo de salir campeón aumenta considerablemente.

Aun así, por lo visto en las últimas competencias me permito preguntar: ¿es hoy la Copa Sudamericana, por el nivel futbolístico mostrado, la otra mitad de la gloria?, ¿o solo se limita/la limitan a ser la hermana menor de la Copa Libertadores? 

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